BAUHAUS - "Go Away White"

BAUHAUS contaba con dos notas características que auguraban su corta carrera: Primera, una propuesta radical, con incursiones incluso en la experimentación, difícil de desarrollar prolongadamente y, segunda, estar demasiado vinculados a un movimiento de moda ("el gótico" de principios de los ochenta), que como todos los movimientos de moda son efímeros por definición y terminan sepultando en su caída a quienes encumbró. Sin embargo, no fue el agotamiento creativo o el haber quedado fuera de juego lo que acabó con el proyecto, sino los enfrentamientos personales, en concreto que no había sitio en el mismo grupo para los dos egos inmensos del vocalista Peter Murphy y del guitarrista-compositor Daniel Ash. Así, el último disco de Bauhaus (ahora penúltimo), "Burning From The Inside" (1983) fue prácticamente grabado sin Peter Murphy y el resultado fue el trabajo menos BAUHAUS de la banda.

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El año 1998, Peter Murphy, Daniel Ash y los hermanos Hawkins se dieron una segunda oportunidad (sin duda para hacer caja) con un digno tour mundial que dio como resultado el álbum en directo "Gotham", que tuvo su prolongación en el 2005 con una nueva gira que les llevaría por medio mundo. Los buenos resultados obtenidos con su resurrección animaron a los BAUHAUS a publicar nuevo disco tras veinticinco años, este "Go Away White", que ya han anunciado será un trabajo póstumo sin presentación en directo porque durante la grabación se volvieron a abrir las heridas de antaño.

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Los diez nuevos temas consiguen lo máximo que puede conseguirse en estos casos: No desentonar con el resto de la obra. Resulta meritorio que hayan sido capaces de esquivar el autoplagio actualizando el sonido sin perder su personalidad. Han logrado que las nuevas canciones suenen contemporáneas sin dejar de ser ellos mismos, y es que una canción como "Too Much 21 St. Century" sólo podía ser de BAUHAUS: La poderosa a la vez que versátil voz de Peter Murphy (para mi uno de los diez mejores vocalistas que conozco y en "Undone" lo deja más que claro), las guitarras afiladas de Daniel Ash (y sus coros) y el vívido bajo David J. Sin llegar a ser comercial, es un disco de más cómoda escucha que los de su época histórica, siendo los mejores cortes del álbum aquellos en los que enseñan los dientes: "Endless Summer of the Damned", "Mirror Remains" o "The Dog's A Vapour". En definitiva, un trabajo que no enriquece el legado del grupo, pero que tampoco lo emborrona.