PORTISHEAD - Third
PORTISHEAD se han convertido en un ejemplo de honestidad artística brutal. Encerrados en la torre de marfil del éxito, decidieron saltar en lugar de acomodarse y languidecer como hacen el resto de los grupos y tras diez años regresan, no renegando de su pasado como si fueran un grupo nuevo o, como suele ser más habitual, retomándolo exactamente donde lo dejaron para dar a sus seguidores más de lo mismo, sino manteniendo las señas de identidad plenamente evolucionadas. Por si esto fuera poco, es un trabajo sin concesiones, como si esta vez quisieran asegurarse de que su obra no va a volver a convertirse en banda sonora de anuncios de televisión o en la música de fondo de los bares “modernos”. Al igual que hicieran los RADIOHEAD tras el “OK Computer”, parece que han querido quitarse la presión con un fracaso comercial premeditado, porque sin duda deben saber que van a perder a muchos de sus seguidores y que no van a captar nuevo público en el gran mercado. Claro que a RADIOHEAD la jugada les salió mal y aún se hicieron más grandes. Cito a RADIOHEAD y no lo hago por casualidad porque creo que musicalmente nada sería igual en este disco sin el trabajo de bastardización del rock que han llevado a cabo los de Thom Yorke durante los últimos años.
El maridaje de lo antiguo y lo moderno, la convivencia de lo orgánico y lo digital que ha sido marca de la casa, en “Third” se convierte en ocasiones en una pugna, en una lucha entre el hombre y la máquina que refuerza el dramatismo de la propuesta. El mejor ejemplo de ello es “Machine Gun”, donde Beth Gibbons suena más desamparada que nunca ante unos ruidos amenazantes en primer plano. Y hablando de Beth Gibbons, esta mujer ya se encuentra en un nivel en el que no se encuentran calificativos, además de presentar su candidatura a los mitos de la música popular con esa imagen de personaje misterioso y torturado. Ahí está su decisión de no conceder entrevistas o las fotos promocionales publicadas en Rockdelux: Mientras que la cara de MADONNA ya empieza a dar miedo, en Beth Gibbons encontramos a una mujer madura que enseña sus arrugas como si enseñara con orgullo heridas de guerra.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio