Antonio Luque lleva un tiempo con una pose de estar de vuelta de todo que su reciente autobiografía para ROCKDELUXE (portada de este mes) y su entrevista para el MONDOSONORO de marzo me confirman. Ahora que quiere ser escritor nos revela lo que es “la música popular. Sota, caballo y rey”, escribe con toda la razón en ROCKDELUXE, si bien omite que los grandes (Leonard Cohen, Lou Reed, Echo & The Bunnymen...) hacen que la sota se monte en el caballo, que el rey se disfrace de sota, que en toda la baraja sólo haya caballos... Así años y años... O a lo mejor se tiran años haciendo “sota, caballo y rey”, pero lo hacen con honestidad, dando la cara, sin excusas ni lloriqueos, intentando estar a la altura de su nombre y respetando a su público. Otra cosa es que Antonio no sepa hacerlo, en tal caso puede dedicarse a otro género musical más elevado como la opera china o otra disciplina artística (aunque a lo pero la de escritor se le queda grande).
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“Presidente” es fruto de ese contexto de estar de vuelta de todo. Es un álbum de niño que aprueba porque es listo, que lo hace sin estudiar ni esforzarse porque no le interesa la materia. Por lo visto, Antonio buscaba desde “El Fuego Amigo” “concreción”, accesibilidad diría yo... lo que ocurre es que después de cuatro discos de “concreción” ha perdido la magia y ahora todo me suena igual, es decir, a “sota, caballo y rey”. Cualquiera de las canciones me suenan a algo que ya ha hecho en otro disco, desde las más directas como ‘Una llamada a la acción’, “El Boxeo” o “San Borondón” a las más oscuras como “Babieca” o ‘María de las nieves’.
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Precisamente en estos días he recuperando el “noséquénosécuántos”... eso sí que era magia.
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