Un clásico: el “Anatomía de una ola” (1998) de ANTONIO VEGA.

Probablemente si tuviera que recomendar a un neófito un primer disco de ANTONIO VEGA sería este, aun a riesgo de saber que es uno de los más complejos de su discografía y que no contiene alguna de sus canciones más conocidas por el gran público. Con un sonido potente y vulnerable, vigoroso y frágil a la vez, en “anatomía de una ola” ANTONIO despliega al máximo su genio creador, meticuloso y detallista, para regalarnos un puñado de composiciones tan ricas en matices y ricamente arregladas que no terminamos de abarcarlas. Luego están esas letras que nacen de lo humano para que todos las entendamos, pero que tienden a lo divino para que tengamos que interpretarlas con nuestros sentimientos y vivencias. Nunca es tarde para descubrir a ANTONIO VEGA o siempre es un buen momento para retomarlo.