Parece como si el francés Sebastian Devaud hubiera ideado “kiss my soul” cual “Caballo de Troya” para los que recelan de la talla creativa y compositiva de los músicos de electrónica. Una vez ganado el respeto del oyente con la grandiosa belleza del tema que da inicio a su segundo disco compuesto con piano, chelo y la escalofriante voz de la joven norteamericana Kid A (con “Hearth Beating” repite la jugada maestra), ya puede lanzar a sus guerreros al asalto de las pistas de baile y lo hace abriendo múltiples frentes. Con una electrónica de sensual oscuridad como en “Souless Dreamer” (me recuerda, hasta en la forma de cantar de Seth Troxler, a los UNDERWORLD más reposados) o como en “Speechless” donde Carl Craig pone su voz al servicio del sonido Detroit con regusto a “Vieja Escuela”. En “Panta Rei” o “Grande Torino” se decanta por la luz, son canciones más fluidas y melódicas tal vez más cercanas a mi gusto, sobre todo ésta última con un piano y chelo muy Garnier. El tecno hipnótico brilla en “Little Shaman” y el downtempo en “Libellules”.
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