El “O Espírito da Paz” de MADREDEUS editado en 1994 es reconocido como el álbum fundamental de la formación. En él alcanzaron la fórmula definitiva de su sonido, forjaron su estética (vestidos de negro, la majestuosidad en claroscuro de sus directos...), dieron el salto internacional y sobre todo porque en este disco las composiciones de Pedro Ayres se vistieron con los mejores acompañamientos tejidos por Gabriel Gomes (acordeón), Francisco Ribeiro (violonchelo) y muy especialmente por Rodrigo Leao (sintetizadores). Las posteriores salidas de los tres se notó porque las guitarras asumieron definitivamente el protagonismo (se incorpora la tercera, José Peixoto) y Carlos Maria Trindade no tenía el peso en el grupo que tenía Rodrigo Leao para que los teclados sonaran como tenían que sonar.
Cuántas veces habré escuchado a MADREDEUS en la soledad de mi habitación, flotando con “Destino”, viendo como la oscuridad se agita con “Os Senhores da Guerra” y se enrarece con “Pregao”. La voz de Teresa Salgueiro en “O Mar” eleva mi percepción para que pueda sentir cada crujido de las cuerdas en “Os Moinhos”. Cuando creo que no puedo soportar la belleza de “As cores do sol”, viene “Ao longe o mar”. Perdonad si me he puesto algo ñoño, pero es que a MADREDEUS no vale con escucharlos, hay que sentirlos.
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