Y de uno de los que serán disco del año a otro. Conocía a los de Ohio desde “Alligator”, su primer disco profesional editado por el sello mítico Beggars Banquet. Es un buen disco que merece una escucha, aunque al lado de este “The Boxer” se queda definitivamente pequeño. Sin abandonar la tensión eléctrica que les emparentaba con Interpol, se centran ahora en desarrollar desde el punto de vista americano el pop británico de Tindersticks o Cousteau. Abordan con un sonido acústico crudo y directo composiciones con preciosos arreglos de cuerda, viento y piano, apoyadas sobre unas inspiradas bases de batería que toman el protagonismo e interpretadas con esa voz que hace juego con el tono gris del disco. Nada más escuchar ‘Fake Empire’, una de mis favoritas, entendemos que estamos ante algo grande.
Dentro de un tono homogéneo que da coherencia a la totalidad de la obra, nos encontramos con rock contundente pero a la vez complejo, elegante y lleno de matices ( ‘Mistaken For Strangers’, ‘Brainy’, ‘Apartment Story’...). En ocasiones nos viene a la mente Arcade Fire, pero también U2 (esa textura de guitarra de “Guest Room”). Las guitarras, que en las canciones más rotundas están en segundo plano, reclaman su lugar en las canciones más cercanas al folk (“Green Gloves”, ‘Racing Like A Pro’) o al pop (“Slow Show”, “Ada”). Entre ellas está la otra joya para mi, “Star a War”, tal vez por su desarrollo tan “Galaxie 500 – Luna”.
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