WOVEN HAND – Mosaic

No es fácil enfrentarse a Woven Hand: Son escurridizos y densos. David Eugene Edward, compositor del grupo norteamericano de culto 16 Horsepower, va dando forma a su nuevo proyecto con este su tercer disco.

Hacen una música cercana al folk europeo de corte gótico, etiqueta que sin embargo se les queda pequeña y muy especialmente en este último trabajo en el que hay interferencias medievales, orientales, country americano... No aptos para todos los públicos, hay que darles un tiempo y prestarles atención.

Nos podemos encontrar con cortes de folk eléctrico sin ubicación geográfica, tenso y retorcido (Winter Shaker, Dirty Blue) o un folk más acústico (Whistling Girl), a veces cercano a lo ambiental (Swedish Purse, Truly Golden, Dreerskin Doll). Otras veces abrazan la oscuridad (Twig, Elktooth) hasta dar auténtico miedo (slota prow – full amour).

I LOVE YOU BUT I’VE CHOSEN DARKNESS – Fear is on our side.

Otro grupo que acude a los primeros ochenta en busca de inspiración y que regresa de vacío. Ninguno de “los grandes” reverdece en mi memoria con suficiente intensidad cuando escucho I Love You but I’ve Chosen Darkness por mucho que los críticos musicales los nombren en vano. En su disco de debut, estos chicos de Austin, Texas, practican un rock solemne e intenso entre atmósferas oscuras, más cercano a la psicodelia crepuscular de The Church y a los grupos indies actuales que a los clásicos asociados, con mejor o peor fortuna, al gótico de los primeros ochenta.

Dejadas las cosas claras, es un disco modesto pero recomendable, sobre todo si nos centramos en sus composiciones más dinámicas y vigorosas: “The Ghost”, “Lights”, “We choosen faces” o “At last is all” son canciones épicas, tensas, de largos desarrollos muy conseguidos.

WILDERNESS – “Vessel States”

Llegué a este grupo de Baltimore porque la prensa musical lo emparentaba con Joy Division y el post-punk británico de los ochenta. El caso es que quitando el nombre, la comparación no me parece nada clara, aunque no niego que algo de ello podría haber. Personalmente creo que está más cerca de eso que se dio en llamar a principios de los noventa “slow core” desarrollado por formaciones como Codeine o Slint: Desarrollos comatosos, guitarras atmosféricas pero tensas, base rítmica lineal y pesada...

Al margen de las etiquetas, es un buen disco de canciones con sonido muy personal que van calando poco a poco, sobre todo a medida que le vas cogiendo el punto a la especial forma de cantar del vocalista.

BETTY DAVIS.

Un poco de música para conducir o para una de mis “performances” de sábado noche en el Snipe. No me trabajo mucho la música negra de los 70, pero la cadera se me disloca con este Funk casi Disco s-u-p-e-r-c-o-o-l.

PD. Y si queréis seguir bailando pillar el último de Nelly Furtado.

ZERO. A MARTIN HANNETT STORY. 1977 – 1991.

El homenaje al mítico productor inmortalizado en la imprescindible película “24 Hours Party People”, consiste en un recopilatorio de distintos grupos que han pasado por sus manos. Desde el punk primitivo de Buzzcocks al sonido Manchester de Happy Mondays pasando por la protoelectrónica de O.M.D., Martin estuvo tras los botones de varias formaciones de distinta importancia y suerte: Algunas no escribieron páginas importantes en la historia de la música, pero otras lo hicieron con letras de oro: Con la inmensa “11 o´clock tick tack” U2 presentaban su candidatura a una de los grandes, con las estupendas “conduct” o “pretty in pink” The Durutti Column y The Psychodelic Furs respectivamente conseguían cotas en su día más o menos apreciadas pero ahora olvidadas y con “quick as rainbows” Kitchens of Distinction conseguían cotas nunca reconocidas. Pero si por algo Martin se ha ganado el cielo es por haber estado detrás del sonido de Joy Division y el primer disco de New Order, casi como un miembro más de la banda.